El gran apagón digital
El régimen prepara su Big Brother con la Agencia Digital, que absorberá las telecomunicaciones, la vigilancia ciudadana y hasta los datos electorales.
Regresando al escenario local, este observador ha decidido posar la mirada en uno de los sectores más sensibles —y menos entendidos— del régimen obradorista: las telecomunicaciones.
Se trata de un sector que forma parte de nuestra vida cotidiana y que mueve más de 35 mil millones de dólares anuales, casi el 4% del PIB, emplea a 300 mil personas y conecta 185 millones de líneas entre telefonía, internet y servicios audiovisuales.
Vale la pena recordar que, antes de la reforma de telecomunicaciones de 2013, Carlos Slim era el hombre más rico del mundo y Televisa multiplicaba sus ingresos año tras año. La reforma impulsada por Peña Nieto cambió el juego: Slim cayó varios peldaños en el ranking global, Televisa entró en declive y, según muchos, ese golpe fue lo que llevó al combo Slim–Azcárraga a rescatar a López Obrador del desahucio político y allanarle el camino a la Presidencia.
Durante el primer tramo del régimen, el presidente recompensó a ambos con negocios suculentos y control del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), colonizado mediante comisionados afines. Pero sin mayoría constitucional, no pudo restaurarles el antiguo monopolio.
Con la llegada de la presidenta Sheinbaum y su mayoría espuria, la historia cambió.
No te pierdas la última respuesta de Carlos Matienzo en el debate con Raudel Ávila.
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