El alcalde que nadie soñó
Zohran Mamdani, un socialista musulmán, podría gobernar Nueva York veinticuatro años después del 11 de septiembre.
Si me hubieras preguntado hace un cuarto de siglo, en la estela de los ataques terroristas del 11 de septiembre, si algún día un socialista musulmán podría ser alcalde de Nueva York, te habría dicho frunciendo el ceño que ni en la descomposición más disparatada de la Matrix. En ese entonces, el consenso liberal occidental no sólo vivía lo que creíamos era el fin de la historia, sino que no había manera de que los neoyorquinos olvidaran la embestida más salvaje que habían vivido: un atentado no sólo físico sino simbólico, contra la libertad, la cultura y la riqueza.
Y, sin embargo, me habría equivocado. En escasas semanas, el 4 de noviembre, Zohran Mamdani podría ganar la alcaldía de la Gran Manzana. Desde que escribí sobre su origen, Mamdani no sólo ganó las primarias del Partido Demócrata, sino que no ha dejado de crecer. Hoy le saca más de diez puntos de ventaja al exgobernador demócrata Andrew Cuomo, que competirá como independiente. Y si el republicano Curtis Silwa, en un tercer lugar, no se retira, Mamdani ganará con holgura.
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El dato generacional lo explica en parte: los jóvenes nacidos después del 11 de septiembre están —déjenme decirlo así, desmemoriadamente— con Mamdani, mientras que los viejos siguen, inexplicablemente, indecisos. Y aunque a uno le gustaría interpretar su aparición como el perdón de toda una ciudad cosmopolita, entraña más bien los signos de la crisis cultural en el epicentro de Occidente.
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