Un gran fracaso del feminismo
Estamos viviendo una gran vuelta de tuerca. Ha sido una confusión creer que el feminismo tiene el monopolio de la mujer.

Imagino que para muchas feministas es dolorosa la imagen de cabecera. Donald Trump rodeado de mujeres y niñas celebrando la prohibición de hombres biológicos en deportes de la rama femenil. No debería doler, porque en el fondo se trata de un derecho re-conquistado para las propias mujeres y en todo caso el feminismo debería celebrarlo, asimismo en los ámbitos que le sigan, como baños, prisiones, escuelas y el sistema de salud.
Sin embargo, aunque no debería doler, y aunque el feminismo debería celebrarlo, constituye un enorme fracaso del movimiento, ni más ni menos porque se colgó la medalla uno de sus enemigos acérrimos, quien espetara el hiriente grab’em by the pussy.
En su magnífico tratado Populismo y fascismo, Antonio Scurati traza las similitudes del primer populista, Mussolini, con sus descendientes de hoy. Una de las grandes semejanzas es que, en palabras del propio Duce, son hombres del después. No son líderes de vanguardia, con ideas propias y causas novedosas, sino pepenadores que van recogiendo lo que otros dejaron, o desaprovecharon. En el caso de Mussolini fueron primero los famosos Osados, soldados heroicos que pelearon en la Primera Guerra Mundial y que la sociedad italiana abandonó ingratamente. En el caso que nos reúne, podría decirse, aquellas mujeres.
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