Teuchitlán: el reclutamiento engañoso
Los cárteles usan trampas muy elaboradas para reclutar a los jóvenes. El régimen sigue postulando que es un problema esencialmente de falta de oportunidades.
Seguimos intentando digerir el terror de Teuchitlán. Confieso que una noche tuve pesadillas y algunos amigos y conocidos me han dicho lo mismo. Muy raro para un periodista en México, acostumbrados por oficio a lo macabro. No sólo fue el golpe de las imágenes sino los testimonios personales de madres buscadoras que habían despedido a sus hijos para supuestas entrevistas de trabajo y vieron meses después sus zapatos y mochilas apiladas en un campo de exterminio.
Con todo, he intentado encontrarle a la atrocidad alguna respuesta presionado por los optimistas de la voluntad, aunque soy consciente de la dificultad. Una incógnita es la inmensa red de reclutamiento engañoso que utilizaron los criminales. A los jóvenes les mintieron y embaucaron con ofertas de trabajo legítimo publicadas en redes sociales y plataformas laborales. Una jovencita creyó que estaría recogiendo fresas. Otro, que se trataba de una empresa de seguridad. Todo adornado con prestaciones, sueldos altos y futuras oportunidades. Sólo en el rancho se topaban con la verdad, y únicamente los que cedían o escapaban, salían vivos.
Me llama la atención tanto engaño tan elaborado. No puedo sino especular dos cosas: la primera es que no es tan fácil para los cárteles reclutar gente. Y la segunda, que va de la mano, es que los jóvenes naturalmente no quieren trabajar para el diablo. Primero tienen que engañarlos con empleos honrados y, una vez ahí, deshumanizarlos, cambiándoles el nombre con apodos, sometiéndolos a pruebas físicas y poniéndolos a matarse entre sí, todo en el afán de plegarlos. Sólo quien aguanta semejante descenso al infierno, se incorpora.
Me acordé del famoso estudio Reducir el reclutamiento de los cárteles es la única manera de bajar la violencia en Mexico del investigador mexicano Rafael Prieto-Curiel, publicado en la revista Science, que ganó premios por su modelo matemático, el cual estimaba que, aun siendo el quinto empleador del país, para sobrevivir y mantener su operatividad los cárteles tienen que reclutar entre 350 y 370 personas por semana. Es una cantidad estratosférica dado al altísimo índice de muerte. Por consiguiente, deduce el estudio, para realmente desarticular a las organizaciones criminales hay que eliminar su poder de reclutamiento.
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