Teuchitlán: crimen y respuesta
El campo de exterminio y la reacción de la sociedad son partes indisolubles del mismo mal.
Esta semana quería hacer para ustedes un ejercicio de simulación periodística muy común en Estados Unidos y otros países, que consiste en escribir una nota ficticia sobre un suceso real, para que el lector la contraste con la realidad y, por añadidura, queden exhibidas las omisiones de los involucrados. Si se hace bien, es una formidable crítica. En inglés le llaman counterfactual journalism —que en español podríamos denominar periodismo especulativo— y seguramente se han topado con algún ejemplo alguna vez.
Empecé más o menos así:
Teuchitlán, Jalisco — 12 de marzo de 2025.
Escribo desde el municipio de Teuchitlán, a escasos kilómetros del campo de exterminio del Cártel Jalisco Nueva Generación, en un centro de prensa que facilitó el Gobierno de México para que los medios y periodistas pudiéramos intercambiar información entre nosotros y con las diversas dependencias del propio gobierno encargadas de la investigación, así como con las fiscalías, local y federal. Están también aquí, en un módulo adjunto, múltiples organizaciones de la sociedad civil, científicos y peritos de la Universidad de Guadalajara, congregaciones religiosas y, desde luego, las madres buscadoras, a quienes se les ha dado un lugar especial. A pesar del macabro hallazgo y de la conmoción general, hay un ambiente de disposición y solidaridad con la prioridad de hallar a los jóvenes que aún están desaparecidos y, no menos importante, averiguar cómo pudo haber ocurrido algo así.
Ayer, la presidenta Claudia Sheinbaum, acompañada de su gabinete, de los coordinadores de los poderes Legislativo y Judicial, del fiscal general y del gobernador de Jalisco, caminó con representantes de toda la sociedad —principalmente las madres buscadoras, pero también grandes empresarios, artistas, universitarios y deportistas— alrededor del predio, donde pidió cinco minutos de silencio y declaró un luto, a la vez que una emergencia nacional. La solemnidad de Estado no le impidió informar, sin embargo, que las fuerzas de seguridad han aprehendido a los responsables, quienes ya se encuentran frente a un juicio expedito y…
Bien, creo que se entiende el punto.
No te pierdas el podcast sobre Teuchitlán y la gran ruina moral de México con Jacobo Dayán, uno de los mayores expertos en desaparecidos y crímenes de lesa humanidad. Próximo lunes.
Pude haber seguido así, de un párrafo a otro, deteniéndome en cada uno de los principales sectores y actores sociales, imaginando su respuesta ideal con el objetivo de evidenciar lo contrario: su enorme displicencia e indiferencia, prueba del gran vacío moral de la sociedad general, que ya ha dado la vuelta a la página a un campo de exterminio y sigue con sus asuntos con sobrada permisividad, esperando la siguiente desgracia.
Pero me di cuenta de que hay una trampa en el ejercicio.
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