Todas las religiones han sido violentas. Ahí están los llamados a la lapidación y la esclavitud en la Torá, o las cruzadas y la santa inquisición cristianas. Incluso el cliché del budismo como la religión de la paz contrasta con la violencia monástica en Tailandia o la persecución de minorías en Birmania. Si algo agrava los conflictos actuales en Medio Oriente es la religión y su rebatinga por el pedazo de tierra santa que dios le prometió a cada una. Lo cierto, sin embargo, es que una religión actualmente usa la violencia más que ninguna para imponerse y subyugar a los infieles.
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