Sinaloa sigue en llamas
Si usted quiere darse cuenta de que la oposición no tiene capacidad ni programa para reemplazar a Morena en las próximas décadas, eche un ojo a Sinaloa.
Esta semana se cumplieron 250 días de violencia imparable en el estado norteño. Al principio hubo un clamor extendido exigiendo la renuncia del gobernador Rocha Moya. Muy bueno, pero ¿qué más? Jurídicamente no es lo procedente, pero si se depusiera al gobernador y se convocara a elecciones libres, ¿quién sería la figura de oposición capaz de plantarle cara a los electores sinaloenses y enfrentar exitosamente los grupos de narcotraficantes en pugna? ¿Hay siquiera una figura, un solo personaje en los partidos políticos o círculos empresariales del estado con el liderazgo y el prestigio suficiente para decir “quiten a Rocha, yo sí puedo poner orden y devolver la paz a las familias sinaloenses? Desafortunadamente no, ni en ése ni en otros estados.
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No obstante, Sinaloa es muy ilustrativa porque aún y a pesar de la anarquía y la violencia galopante en el estado, la autodenominada oposición no tiene capacidad de aglutinar el dolor y la indignación para capitalizarlos electoralmente. Habrá quien lo atribuya a falta de dinero, otros a falta de liderazgo, pero en mi modesta opinión es un problema de simple credibilidad.
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