Sin la presidencia, se acabó la democracia
El futuro de la democracia mexicana no está –como aseguran algunos– en el Congreso, sino en la presidencia vía la Corte. Escribe Óscar Constantino.
En el debate público se ha instalado un lugar común: que perder la presidencia no es tan importante, siempre y cuando Morena pierda la mayoría calificada para reformar la Constitución. De hecho, ciertos liderazgos opositores están más interesados en las curules legislativas y cargos menores, una especie de pragmatismo.
Están equivocados. Si Sheinbaum gana la presidencia, incluso con un margen pequeño y una mayoría simple en el Congreso, la democracia estará fulminada, porque en la práctica podrá hacer lo que quiera. Veamos por qué.
La próxima presidenta nombrará este año un nuevo ministro de la Corte Suprema, ya que Luis María Aguilar concluye su cargo el último día de noviembre. Si Morena gana la presidencia, designará a otro ministro afín, con lo que ya serían cuatro: Esquivel, Ortiz, Batres y el nuevo.
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