Resistencia burocrática
La burocracia estadounidense vive acaso la mayor disyuntiva en su historia.
El mal, dijo Hannah Arendt, prescinde del rostro diabólico. Prefiere servirse de hombres ordinarios que con auténtico ánimo cívico siguen las normas, hombres incapaces de discernir. Ninguna figura es más susceptible de esto que el burócrata, pues vive inmerso en un sistema de premios y castigos en el que obedecer es bueno y resistirse malo. De ahí salió…
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