Propaganda de agitación
México se vuelve terreno fértil para un ataque de manipulación putinista.
México ya es uno de los principales escenarios de una guerra cibernética de propaganda, con fines más amplios que los aparentes. No somos un país importante per se, aunque el tamaño de nuestra economía no es despreciable. Pero en este caso específico, lo que nos vuelve relevantes es nuestra vecindad con Estados Unidos.
Si bien tenemos una sociedad preliteraria, donde casi nadie lee, ya somos unos 81 millones de cibernautas, es decir, cerca del 70% de la población. Se trata de un crecimiento torrencial si consideramos que en 2015 apenas éramos 63 millones. Este incremento se debe principalmente al teléfono “inteligente” y al acceso a internet en zonas rurales, un dato que, por cierto, ayuda a explicar el éxito del obradorismo. Por eso hoy esa guerra se libra en las redes sociales, a través de piezas muy básicas de información: memes, imágenes, clips, videos cortos, noticias falsas y consignas.
Lo que buscan es esencialmente agitar el resentimiento contra Estados Unidos, el capitalismo y, en general, Occidente y la Modernidad. Para entender este ataque es esencial mirar a la figura de Vladimir Putin y su ensayo imperial. Es él quien principalmente financia y promueve la fricción. En la Rusia presoviética a esto se le conocía como agitprop, o “propaganda de agitación”, cuyo propósito —como lo indica el nombre— es agitar emociones colectivas para desestabilizar, aunque su objetivo último es el poder bruto.
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