Los rumores y la fiscalía
No sabemos quién removió al fiscal Gertz, pero ese desconocimiento es por diseño.
Una vez más vivimos una semana de especulación mediática total. Dependiendo a quién le crea usted o quién sea su columnista favorito, el fiscal Gertz fue obligado a renunciar por decisión de: A) López Obrador, B) Adán Augusto, C) Sheinbaum, D) Por alguno de los tres anteriores, pero con oposición de los otros, D) Una combinación de todos los anteriores.
El “trascendido”, esa especialidad del periodismo mexicano se vuelve cada vez más el único género practicado en el medio. No se trata de que cada analista proponga libremente una serie de hipótesis en función de alguna lógica general, lo cual es legítimo. No, vemos que todos afirman disponer de información privilegiada y fuentes de primer nivel que les han revelado la verdad última de los hechos.
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Desde luego, no es información que pueda confirmarse de ninguna manera y por supuesto que no coincide con la de otros analistas. Esta especulación masiva le sirve al régimen, pues no hay información en la esfera pública, sino exclusivamente rumores. Kremlinología que le llaman, en referencia a la vieja opacidad selectiva de la extinta URSS. O en una glosa libre de don Daniel Cosío Villegas “nuestra vida pública es cada día menos pública.” No sabemos lo que sucede y vivimos sujetos a golpes de efecto inesperados, únicamente interpretables a partir de teorías de conspiración y prejuicios. No sabemos quién o quiénes están detrás del bloque negro o los bloques negros en las marchas. No tenemos idea de la pugna interna en Morena porque no existen las elecciones primarias y cada grupo golpea al otro tras bambalinas.
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