La otra esperanza opositora
Santiago Taboada está haciendo una gran campaña en la CDMX y puede fincar ahí el nuevo bastión opositor en años por venir. Escribe Raudel Ávila.
Esta semana acudí a un evento de la campaña de Santiago Taboada. Me dejó una impresión gratamente favorable, aunque advierto que no tuve ningún trato personal con él. Simplemente observé las reacciones de su público. Joven, seguro de sí mismo, vigoroso y combativo, criticó con datos y anécdotas reales a los gobiernos capitalinos de las últimas tres décadas. Supo enardecer e indignar a los asistentes al evento, pero también, en la segunda parte de su intervención, transmitirles esperanza de que las cosas pueden mejorar. Para romper los estereotipos con los que le han atacado, aseguró que la mayor parte de su campaña ha transcurrido en Iztapalapa donde se ha dedicado a desenmascarar la realidad detrás de las “utopías” de Clara Brugada: viviendas y escuelas sin agua potable, la inseguridad rampante, la falta de servicios de salud adecuados, etcétera.
A diferencia de los panistas de los últimos años, Taboada recuerda a los panistas de tierra que no se quedaban en comidas en restaurantes caros y clubs de industriales, sino que recorrían a pie las colonias convenciendo vecinos con una mística misionera. No es el tecnócrata que le tiene miedo y hasta repulsión a la gente, sino el político que disfruta la convivencia estrecha con su electorado de sol a sol. En eso se parece a Xóchitl Gálvez, pero hasta ahí llegan las semejanzas. A diferencia de la campaña de Gálvez, Taboada no proyecta inseguridad, ignorancia o improvisaciones continuas. No canta, ni baila, ni brinca, ni hace stunts publicitarios, tampoco dice palabras altisonantes, simplemente hace política con seriedad. Tiene una imagen muy trabajada con la firmeza del político ambicioso, con quien puede uno estar o no de acuerdo, pero sostiene un mensaje claro y disciplinado en todos los órdenes. Taboada no vende la ficción insostenible del candidato ciudadano, sino que se asume plenamente como militante de su partido (el PAN) y representante de una coalición que incluye otros dos partidos. Por consiguiente, goza del respaldo pleno de los dirigentes partidistas y sus respectivas militancias. En suma, una campaña genuinamente profesional y un respiro para la oposición.
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