La disputa por el futuro
Cómo la falta de energía en la Tierra, la carrera por la inteligencia artificial y la ambición de Elon Musk están empujando a las grandes potencias a disputar el control del futuro fuera del planeta.
En este espacio solemos poner la mirada sobre los conflictos que consideramos relevantes en las fronteras ideológicas, territoriales o morales. Pero en esta ocasión —aprovechando el crepúsculo anual y la cercanía de las vacaciones— vamos a detenernos en otra frontera mucho más inquietante: la frontera con el futuro.
A principios del próximo año, SpaceX saldrá a bolsa con una valuación estimada de 1.5 billones de dólares. La capitalización de dinero fresco rondará los 30,000 millones de dólares, lo que la convertiría en la mayor colocación bursátil de la historia, superando incluso a la salida a bolsa de Saudi Aramco en 2019.
No se trata de turismo espacial ni de misiones a Marte. Se trata del inicio formal de la guerra por el dominio de la inteligencia artificial (IA).
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El gran obstáculo para el desarrollo de la IA ya no es el talento, ni los algoritmos, ni los chips. Es la energía, que necesita ser “estratosférica”. Y lo digo en un sentido literal.
En su último reporte trimestral, Oracle reveló inversiones por 12,000 millones de dólares en centros de datos, con un flujo negativo de 10,000 millones. Las expectativas de ingresos no se cumplieron y la acción cayó más de 10%. Microsoft, Google y Amazon siguen buscando electricidad suficiente para sostener el entrenamiento de sus modelos, con resultados cada vez más limitados.
Para dimensionar el problema: Estados Unidos genera alrededor de 500 gigavatios de energía al año. La IA, por sí sola, requerirá cerca de 125 gigavatios para 2035, una cuarta parte del total nacional. Goldman Sachs estima que la demanda energética de la IA crecerá más de 165% anual. Simplemente no hay energía suficiente en el planeta para hacer rentable el modelo actual.
A eso hay que sumar los sistemas de enfriamiento: miles de millones de litros de agua para centros de datos que ya compiten con ciudades enteras. Todo indicaría que el avance tecnológico se topará con un límite físico.
Pero durante su participación en el US-Saudi Investment Forum 2025, Elon Musk dejó claro que su apuesta es otra: dejar de construir en la Tierra.
SpaceX está desarrollando centros de datos en el espacio, por encima de la estratósfera.
No es una idea futurista ni un concepto a diez años. Comienza en 2026, financiado con los 30,000 millones de dólares que levantará en su histórica salida a bolsa.
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