La claridad de Sheinbaum
Fiel al estilo obradorista, la candidata del régimen es mucho más transparente de lo que sus críticos admiten.
Aunque el Licenciado es un embaucador de tiempo completo respecto a sus motivaciones (primero los pobres, transformar a México, revolucionar las conciencias, etc.), un puñado de comentaristas hemos demostrado en incontables ocasiones que en realidad siempre fue muy sincero respecto a sus finalidades, uno de los déspotas más transparentes que haya producido México. En lo esencial, en lo que importa, no le mintió a nadie: su proyecto siempre fue de destrucción institucional, demagogia, nacional-populismo y autocracia. Si la historia es prólogo, desconoció resultados electorales cuatro veces antes de ser presidente, mandó al diablo a las instituciones, fomentó la división etnonacionalista y de clase, etcétera. Quien piense que el traidor fue él es porque no lo quiso ver, porque no tiene calidad analítica o porque es intelectualmente deshonesto.
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