Cada vez es más evidente que elegimos a un gobierno embustero: gente ávida de poder que usa un cuento de redención social para su propia preeminencia. Qué descubrimiento, dirán, así es el poder. Y sí, con matices. Por eso –y he errado antes en ello– nunca debe dársele el beneficio de la duda ni creérsele sus cuentos. Acaso aplaudirle si acierta, y no de…
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