Desde antes de las elecciones, varias voces prominentes de la derecha mexicana estuvieron deslizando en la conversación pública la sugerencia de que México necesita a un Milei, un outsider estrambótico de la derecha. Y ahora que el régimen obradorista arrasó en las elecciones, esas voces naturalmente adquieren más notoriedad.
Sobra decir que quizá no haya elecciones libres en mucho tiempo, de tal suerte que la búsqueda de un perfil mágico es un poco estéril en este momento, aunque siendo un país de caudillos es posible que sea más fácil empezar por la persona antes que por las instituciones o las ideas. Tampoco está de más volver a la larga brega opositora frente a la nueva hegemonía e ir pensando cómo enfrentar el desafío.
El anhelo está basado en algunos cálculos entendibles. Primero, que el régimen obradorista es fundamentalmente de izquierda, por lo que se le debe combatir por la derecha de igual forma que al kirchnerista. Segundo, que Xóchitl también era de izquierda, una emulación que la gente descartó porque prefiere el producto original y por tanto se necesita un personaje en las antípodas. Tercero, que no funciona una coalición ideológicamente tan dispar como la del PRI y el PAN y que por tanto el PAN debe de ir solo y mantenerse fiel a lo que un día fue su ideario.
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