El Papa y el PAN
En su dizque relanzamiento, el PAN aprendería muchísimo de la autobiografía del Papa Francisco, un manual preciso contra todo lo que ese partido hace mal.
Uno de los mejores libros que he leído este año es el de Esperanza, la autobiografía del Papa Francisco. Una gran obra en muchos sentidos, primero porque, hasta donde entiendo, históricamente es la primera vez que se publican, de manera oficial, las memorias de un Papa y eso, ya de por sí, resulta interesante. No siempre se conocen las opiniones personales del líder de una organización con millones de seguidores en todo el planeta. Segundo, es un libro muy bien escrito, que seguramente dispuso de todo tipo de apoyos profesionales en su edición y tiene un estilo accesible, claro y hasta ligeramente emotivo, como debiera ser un discurso político. Tercero, y lo más importante para mí, se trata de una lección de liderazgo acorde con nuestro tiempo.
Esta afirmación no supone una valoración moral del contenido del texto ni del Papado de Francisco, sino una observación empírica del aspecto político en la obra. Francisco, a diferencia de tantos políticos y tantos Papas, fue, como dicen ahora, un disruptor, una figura diferente, que ofreció al mundo una cara, una imagen y un puñado de prácticas nuevas en la Iglesia.
Descendiente de migrantes italianos en Argentina, desde su origen establece con éxito un punto de contacto e identificación con millones de personas a las que busca llegar con este texto. No solamente no venía de familia rica, sino que su familia venía de otro país en busca de comida. Creció en los barrios bonaerenses, no en las zonas residenciales ricas. En el libro, no se concentra en hablar de sí mismo, sino de algo más llamativo, lo que aprendió de su entorno y sus allegados en las diferentes etapas de su vida.
Desde luego, él presenta estos hallazgos como iluminaciones religiosas, pero si uno quiere leerlas en clave política, descubre en estas referencias la capacidad de interpretar su circunstancia, adaptarse y ofrecer la versión de sí mismo que mejor encaja con lo que demanda su alrededor. Uno es el niño, otro el joven, uno más el universitario, otro el sacerdote, el cardenal y finalmente el Papa. En todos los casos, se trata de un político con la sensibilidad de convivir y tratar con las diferentes clases sociales del lugar donde reside, entendiendo que cada ciudad del mundo donde vive, exige costumbres y prácticas variables. Lo mismo habla de su trato con señoras de la limpieza, que de prostitutas, homosexuales, criminales en la calle y en prisión, potentados, choferes, jefes de estado, madres buscadoras, víctimas de la guerra y hasta escritores de la talla del mismísimo Borges.
Próximamente en el podcast: Úrsula Camba sobre el mito e historia de la Malinche.
El libro cita con destreza los diferentes intereses personales de Bergoglio: su conocimiento del cine italiano clásico, su afición por la ópera, sus lecturas predilectas propias de un jesuita ilustrado —por donde desfilan filósofos, poetas, novelistas, historiadores, sociólogos, autores de ciencia ficción—, su sensibilidad al tango y la música popular, sus fascinantes reflexiones sobre el humorismo y los mejores comediantes de la farándula como ejemplos de comunicadores exitosos.
Mención aparte merecen claro, claro está, su pasión por el fútbol y las páginas que le dedica. En otras palabras, algo para cada clase social. Con todo, el libro encuentra el espacio para reflexionar inteligentemente acerca del cambio climático, la inteligencia artificial, la evolución del concepto de familia, la pandemia, las crisis financieras, las guerras en Ucrania, África y Oriente Medio, vale decir, los grandes temas de nuestro tiempo. Se da el lujo de presumir su interlocución y diálogo constante con dirigentes religiosos de otras denominaciones cristianas, con judíos y musulmanes. Sin embargo, nunca se percibe un personaje esnob, sino al contrario un seductor por los cuatro costados que trata de abordar las preocupaciones de sus distintos públicos. Un político de verdad, pues. No tiene uno que estar de acuerdo con él, sino observar y aprender de su manejo tan experimentado de auditorios diversos y la manera en la que trata de persuadir al lector de su mensaje, crea usted o no en él.
Apenas terminé de leer el libro, cuando el PAN, el partido conservador (sic) que se dice interesado en relanzarse (doble sic) y convertirse en una nueva derecha social (triple sic) votaba esta semana de modo que directa e indirectamente favoreció la designación de Ernestina Godoy como fiscal general de la República:
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