El otro lado del péndulo
Voyeur de Venal explora la trayectoria posible del péndulo político mexicano si no oscila hacia los militares.
En el último texto hablábamos del movimiento pendular en política. Hoy volvemos sobre esa idea, pero con más preguntas que certezas.
Hay teorías que sostienen que la alternancia es eventualmente inevitable, que los sistemas políticos oscilan entre extremos con la misma intensidad, como en la tercera ley de Newton: toda acción genera una reacción igual y contraria.
Este observador, sin embargo, empieza a sospechar que en México el péndulo no se moverá entre izquierda y derecha, sino entre lo civil y lo militar. De la flexibilidad moral y los excesos de los gobiernos populistas, a la disciplina marcial de un régimen pragmático y uniforme.
Pero antes de dar eso por hecho, conviene explorar otra trayectoria. Y para ello, contaré algunos fragmentos de conversaciones privadas sostenidas con estrategas —en su mayoría europeos— que ofrecen claves sobre lo que podría estarse gestando.
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Las guerras en Ucrania y Gaza, la volubilidad de Trump y los efectos sociales de la inmigración islámica han llevado a Europa a moverse desde hace algunos años. El viejo continente se replantea su contrato social, su modelo de gobierno, su lugar en la economía global (hoy representa apenas el 15%, cuando hace dos décadas era el 25%) y su vulnerabilidad tecnológica y militar.
Para muchos, la causa de esta decadencia es doble: una política identitaria que ha fracturado a la sociedad, y una deriva institucional que ha sustituido principios nacionales por consignas globalistas huecas.
Se piensa que el feminismo contemporáneo —más que emancipador— ha sido perjudicial. Argumentan que ha contribuido al colapso demográfico y a la desintegración familiar.
Estas ideas, hasta hace poco marginales, están llegando a sectores amplios de la población y se reflejan en el crecimiento electoral de las llamadas “derechas”.
Transformar esa incomodidad en relato y ese relato en rentabilidad electoral ha sido tarea de estrategas, creativos y publicistas. Muchos de los más eficaces en Latinoamérica trabajan desde España (también, por cierto, de izquierda).
Esa misma España que sirve de refugio a élites, capitales (y algunos pillos mexicanos). Esa España tan frecuentada, últimamente, por una alcaldesa de la Ciudad de México.
Alessandra Rojo de la Vega no sólo fue a reunirse con Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. Fue a diseñar, con ayuda de estrategas locales, una hoja de ruta que la lleve, primero, a la reelección; y luego, a la Jefatura de Gobierno.
El planteamiento parte de una premisa: el centro político ya no es atractivo. Los votantes que solían habitarlo se han desplazado a los extremos o se han ido al abstencionismo. En ese vacío, hay espacio para ocupar el lugar que el PAN abandonó cuando se moderó para intentar masificarse.
El retiro de las esculturas del Che y Fidel es sólo el primer acto de esa estrategia. El siguiente será la concentración convocada para el día 31 de julio. Y vendrán más.
Esté usted pendiente. Porque si el péndulo no se inclina hacia los cuarteles, quizás se incline hacia otra forma de orden cuyo nacimiento estemos atestiguando.
—Voyeur de Venal.
Que interesante y si a un PAN diezmado una mujer echada para adelante que no le tiembla el pulso y aprovecha esta sinergia cargada de feminismo -quienes hoy por hoy - reflejan no tener miedos contrario a los políticos sumisos y aterrados cargados de bla bla bla y cero acciones (contemplativos ) , Alessandra tendrá nuestro apoyo .
Yo creo que una enseñanza que debemos tener de la elección de 2024 es que la oposición no saldrá de la CDMX.