Dentro de la transformación, todo; fuera de ella, nada
La verdadera pugna por la Alcaldía Cuauhtémoc.
Políticos y analistas sostienen que hay pocas parcelas tan lucrativas en el país como una alcaldía en la CDMX. Desde ahí se reman millones y millones de pesos diarios en corrupción: permisos de construcción, infraestructura vial, ambulantaje y changarrería, narcomenudeo, licencias de entretenimiento y extorsión. Dinero muy difícil de rastrear y fiscalizar porque entra de manera informal a nivel de calle o a través de oficinas subrepticias y operadores del gobierno. Y, entre las alcaldías, ninguna ofrece réditos como la Cuauhtémoc, morada del Ángel de la Independencia y corazón de Reforma, epicentro turístico y nocturno, semblante nice de la capital.
Esta alcaldía por mucho tiempo fue una suerte de caja chica del obradorismo, que ya lleva casi 30 años enquistado como sanguijuela en la Ciudad gracias precisamente a su control férreo y mafioso de estos enclaves. Estos ingresos son los que le siguen permitiendo ganar elecciones a pesar de tener tan deteriorados los servicios y a pesar del repudio de buena parte de la sociedad libre. Por el volumen de ingresos, el control sobre las alcaldías no es sólo crucial y estratégico para el mantenimiento de la Ciudad sino del país entero.
La Cuauhtémoc ha estado en manos del partido desde que existía bajo las siglas del PRD, regenteada por el matrimonio Bejarano-Padierna. Era un coto de ellos, pero el beneficiario ulterior era el partido. Sin embargo, López Obrador se lo cedió parcialmente a Ricardo Monreal en 2015 volviéndolo delegado para tejer una alianza federal, y después se lo cedió totalmente en 2018 a cambio de dejar pasar a Claudia Sheinbaum a la jefatura de gobierno. La pugna entre Monreal y los Bejarano-Padierna continuó esos tres años, pero la ganó Monreal poniendo en 2021 a Sandra Cuevas –ajena a Morena– como alfil.
“Estos ingresos son los que le siguen permitiendo ganar elecciones a pesar de tener tan deteriorados los servicios y a pesar del repudio de buena parte de la sociedad libre.”
En la última elección, Monreal quiso mantener sus garras en la alcaldía a través de su hija, Caty, quien se enfrentó a la influencer feminista Alessandra Rojo de la Vega, abanderada de la alianza opositora PAN-PRI-PRD. El conteo de votos lo ganó Rojo de la Vega, pero Monreal impugnó alegando “violencia política de género” y el tribunal electoral local le dio la razón –irónica sentencia contra una feminista– y anuló la elección. Sin embargo, la ganadora original apeló al tribunal federal, cuya Sala Regional confirmó esta semana su victoria. Monreal aún puede recurrir a la Sala Superior del tribunal federal, que tendrá la última palabra.
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