Contra el abuso de poder

No tenemos un mecanismo para castigar rápidamente a presidentes y funcionarios que abusen del poder, como fue el caso contra María Amparo Casar. Óscar Constantino imagina una herramienta factible.

López Obrador utilizó todo el peso del Estado para juzgar sumariamente a María Amparo Casar, presidenta de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad. Foto: Cuartoscuro

El ataque a María Amparo Casar, operado desde la conferencia matutina del presidente, fue el de un autócrata usando todo el poder del Estado para humillar a una viuda y despojarla de su pensión. En el desplante de López hay todo tipo de delitos: suspensión de prestaciones sin juicio, violación de la secrecía de los datos personales de los hijos de María Amparo, difamaciones y calumnias.

En otros espacios se ha escrito sobre esas ilegalidades. Aquí planteo un camino diferente: en México no tenemos cómo castigar, rápida y efectivamente, a un presidente que abusa del poder. El caso del ataque de Amparo Casar lo evidencia. Por tanto, sería interesante delinear qué medidas e instrumentos deberíamos tener para inhibir y castigar a un presidente déspota.

A diferencia de Estados Unidos, donde existe el famoso impeachment, aquí no hay un juicio político para el presidente. Es cierto que el impeachment tampoco es una maravilla, pues su veredicto depende de la mayoría en el Congreso, razón por la que Trump ha esquivado castigos en dos ocasiones distintas. Pero es ligeramente mejor, pues en México sólo puede procederse penalmente en contra del presidente –algo de entrada muy complicado–, separándolo de su encargo únicamente mientras esté en proceso. Pero tan pronto queda absuelto –lo cual es bastante sencillo–, resume sus funciones sin ninguna consecuencia. En suma, esas vías políticas son muy poco eficaces en la práctica.

Se necesita una vía jurídica, muy rápida y sencilla, para castigar abusos de poder graves y evidentes, ejercidos por altos funcionarios del Estado, comenzando por el presidente, pero que abarque secretarios, directores de organismos descentralizados e incluso personajes como el Jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera, que pueden realizar atropellos infames, como el que cometió Santiago Nieto al congelar las cuentas de los familiares del ministro Eduardo Medina Mora.