Agua pasada no mueve molinos
El desgaste simbólico del Presidente prestará combustible a los reaccionarios. A medida que se acerque el 2018, la oferta de una regresión antireformista será más atractiva.
Ante lo que parece una irrefrenable caída en la popularidad del Presidente, acaso se empieza a gestar un dilema de difícil solución en su alma: si aferrarse a sus reformas o si inventar una nueva narrativa.
Los demonios del mandatario –voces vanidosas, conducidas por la nostalgia y el orgullo– le dirán que las reformas son su último baluarte; que la mejo…
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